La libertad de Belén es la de todas


Belén es una joven tucumana que está presa hace dos años acusada de haberse practicado un aborto. Sin ningún tipo de prueba, la condenaron a 8 años de prisión por “homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía”. Para llegar a esta sentencia infame hizo falta una cadena de complicidades institucionales que comenzó por el equipo médico del hospital público donde fue a atenderse, siguió por la policía y se coronó en la Justicia. No es un caso aislado, hoy se registran –solo en la Ciudad de Buenos Aires- 234 mujeres procesadas por el “delito” de interrumpir su embarazo. Es que tanto los gobiernos populistas como liberales que se alternan en el poder son enemigos de la libertad de las mujeres. Ninguno de ellos ha estado ni está dispuesto a otorgar un derecho tan elemental como el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. No lo ha hecho el kirchnerismo – ni ninguno de los gobiernos populistas en el continente– ni tampoco lo hará el gobierno de Macri, todos conservando pacíficas relaciones con la Iglesia Católica, histórica combatiente contra la libertad femenina. Pero las instituciones patriarcales no están solas en su embestida: basta recordar los recientes dichos repudiables de un exponente de la cultura vernácula como Gustavo Cordera alegando sobre la “necesidad” de las mujeres de ser violadas. La raíz y la principal motivación de la violencia patriarcal –la violencia sistemática de los hombres hacia las mujeres por el solo hecho de serlo que no reconoce fronteras– es, esencialmente, el ataque contra la libertad de las mujeres.

Sin embargo, estos deseos de libertad son incancelables. Las expresiones son muchísimas, individuales o colectivas, en esta parte del mundo o más allá. Seguramente es lo que empuja a Belén a no resignarse frente a tanta injusticia. Pero pensemos también en las inmesas manifestaciones que las mujeres indias o brasileras han llevado adelante contra las violaciones colectivas, en las mujeres kurdas que luchan contra el monstruo neonazi y patriarcal ISIS, en la valiente denuncia de las alemanas que sufrieron el abuso de hordas de hombres en las plazas de sus ciudades. Las mismas movilizaciones del 3 de Junio que protagonizamos miles de mujeres en Argentina en defensa de la vida están animadas también –de manera todavía poco consciente– por el deseo de vivir y de hacerlo libremente, sin miedos ni culpas. Por todo esto, el ataque a la libertad de Belén es un ataque a la libertad de todas. Debemos unirnos para exigir su inmediata liberación y luchar por la ley de aborto libre, seguro y gratuito. El derecho a decidir es indispensable en un camino de búsqueda de libertad para todas las mujeres como exigencia más profunda de diseñar nuestra vida juntas y elegir cómo queremos vivirla.

Para esto, sostenemos que hace falta desarrollar un compromiso independiente de los Estados y sus instituciones, construyendo ámbitos libremente elegidos de solidaridad entre mujeres en los cuales podamos pensar y comenzar a ensayar un sentido de libertad recíproca, liberarnos de la jaula patriarcal superando la indiferencia y defendiendo la dignidad de cada mujer como si fuera la propia.
En el Círculo de Amigas Feministas venimos ensayando este intento desde hace algunos años y queremos compartirlo con todas las mujeres más sensibles y reactivas que quieran ser protagonistas. La defensa de la dignidad y la libertad de todas las mujeres puede ser un principio para cambiar y mejorar nuestra vida y la de todos. Hoy, Belén necesita de nuestra solidaridad. Su libertad depende de nosotras.


¡EXIGIMOS LA LIBERACIÓN INMEDIATA DE BELÉN!

¡SON NUESTROS CUERPOS, ES NUESTRA VIDA, ES NUESTRA DECISIÓN: POR UNA LEY DE ABORTO LIBRE, SEGURO Y GRATUITO!


¡A LA VIOLENCIA PATRIARCAL SOLAS LA SUFRIMOS, UNIDAS EN SOLIDARIDAD LA ENFRENTAMOS!


¡LIBERTAD, DIGNIDAD, RESPETO! ¡DEPENDE DE NOSOTRAS!



Círculo de Amigas Feministas



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