Hace algunos años, miles de mujeres en este país empezamos un camino valioso y contradictorio, que ya tiene consecuencias en la vida de muchas más. Estamos aprendiendo a defender nuestra vida frente a la violencia patriarcal. a afirmar nuestra libertad de pensamiento y de decisión frente a la histórica alianza patriarcal entre la Iglesia y los Estados. Pudimos comenzar a intuir la libertad que estamos buscando sobre todo en aquellos momentos en que confiamos en nuestras propias fuerzas. Porque nuestra libertad depende de nosotras, y nadie –ningún partido político, ni sindicato, ni institución estatal o religiosa– puede hacerlo en nuestro nombre; al contrario, siempre intentarán obstaculizarla.
Sin embargo, este año, el panorama es más complicado: las elecciones democráticas instan a que deleguemos nuestro protagonismo en las urnas o que posterguemos nuestras exigencias en función de un mezquino cálculo electoral. Es el caso de las candidatas y de muchas militantes del Frente de Todos, que con Cristina Fernández a la cabeza proponen olvidarse de los derechos de las mujeres, como el aborto legal, para no “dividir” a sus potenciales votantes, negando así la peor división, la que deja a las mujeres afuera de uno de los derechos más elementales: el de poder elegir sobre su propia vida y su propio cuerpo. Este, como otros ejemplos, es una expresión palmaria de que para la política la vida y la libertad de las mujeres es un mero accesorio (en el mejor de los casos). Lamentablemente muchas mujeres están cayendo en esa trampa, a la que –por el contrario– hay que denunciar con todas nuestras fuerzas para defender nuestra libertad. Pero las trampas que buscan obturar nuestra libertad y protagonismo no terminan allí. El patriarcado tiene un nuevo rostro que se expresa al interior del movimiento de mujeres: son las ideas reaccionarias y antifemeninas que encarnan quienes defienden la prostitución y quienes niegan la existencia del género femenino, como la pseudoteoría queer. Los verdaderos feminismos deberían rechazarlas sin dudar. Por eso los colectivos del CAF, junto a otras organizaciones feministas, fundamos el Bloque alternativo de Mujeres (BAM). Necesitamos un espacio unitario y plural, de feminismos auténticos, unidos en defensa del protagonismo femenino y contra el flagelo de la prostitución, expresión brutal de cosificación y violencia hacia las mujeres.
Para nosotras, la conciencia de las mujeres es fundamental para cambiar y mejorar la vida, desde ahora. Estamos fundando un feminismo nuevo, de inspiración humanista. Apostamos al protagonismo directo sin tutelas estatales ni partidarias, a construir relaciones y grupos estables de solidaridad y hermandad, a fundar y experimentar la libertad en todos los aspectos de nuestra vida, porque la libertad de las mujeres es la libertad de todos; nos sentimos activamente hermanadas a las millones de mujeres en el mundo que buscan su libertad, desafiando las fronteras y el racismo creciente. En definitiva, estamos fundando un feminismo que nos permite ser mejores y más libres, juntas. Sobre esto queremos hablar con centenares de mujeres preparando el primer Congreso del CAF, que realizaremos los primeros días de diciembre. Si estás interesada en estas ideas, tu protagonismo puede ser fundamental, un principio de trasformación activa, estable y positiva, y puede ayudar a otras mujeres a activar sus propias fuerzas. Te invitamos a involucrarte y a prepararlo juntas.
· ¡La libertad de las mujeres es la libertad de todos!
· Es nuestra vida, es nuestra decisión: ¡Aborto legal, seguro y gratuito ya!
· Solidaridad entre mujeres para enfrentar la violencia patriarcal ¡Basta de femicidios!
· ¡Si hay prostitución no hay liberación!
· ¡Construyamos colectivos independientes y solidarios de mujeres!
Círculo de Amigas
Feministas
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