Frente a las nuevas prisiones domiciliarias. Exigimos justicia, por el bien y el cuidado de las mujeres

Estamos junto a las mujeres que sufren y han sido víctimas de violencia patriarcal. Por eso, exigimos el aislamiento de agresores, violadores y femicidas, un reclamo básico para garantizar nuestra seguridad. El espíritu que nos anima no es el castigo punitivo, sino la defensa de la vida de las mujeres, su cuidado, respeto y dignidad que estos hombres ponen en peligro.

En el contexto actual de pandemia, el Poder Judicial comenzó a otorgar el beneficio de prisión domiciliaria a algunos presos, debido al enorme riesgo sanitario que corren en las cárceles por las condiciones inhumanas de encierro que sufren. Algunos de ellos son condenados por femicidio y violaciones, lo cual representa para las víctimas de violencia de género una amenaza incipiente. Es que para la justicia, los abusos sexuales y físicos hacia las mujeres son delitos menores y muchos violentos son beneficiados en sus penas, situación que culmina con innumerables femicidios, como ocurrió con Camila Tarocco recientemente.

Por todo esto exigimos justicia, pero no delegamos la búsqueda de este valor a instituciones opresoras. La justicia de los Estados es patriarcal, no escucha ni cree a las mujeres. Siempre tendremos que demostrarle que somos víctimas y sortear sus múltiples trabas burocráticas, mientras que los violentos están libres gracias a sus aliados y cómplices. La justicia que encarcela a las que se defienden de abusadores –como Higui– pero deja libres a femicidas. La misma que condena a prisión a las mujeres por abortar, incluso sin pruebas, como fue el caso de Belén en Tucumán. Son los jueces que encierran a las “mulas” –60% de las presas–, pero que no se meten con los verdaderos traficantes. Creemos que la solidaridad independiente de las mujeres es la que puede garantizar nuestra vida y nuestro cuidado, no confiamos en las instituciones estatales, siempre patriarcales. A estas hoy les exigimos mantener en condiciones dignas el aislamiento y la vigilancia de los criminales que amenazan nuestra existencia y, en cambio, que sean beneficiadas con prisión domiciliaria aquellas personas que cometieron delitos menores.

Coordinación del CAF