Encuentro Nacional de Mujeres - CHACO 2017

¡La libertad de las mujeres
es la libertad de todos!

Las mujeres somos las primeras en defender, cuidar y proyectar la vida de todos. Lo hemos hecho desde siempre y lo seguimos haciendo incluso hoy, en un mundo cada vez más caótico y violento. Las represiones, guerras y terrorismos que atentan contra la gente común en cualquier momento y lugar tienen como principales responsables a todos los Estados, democráticos o no.  La masacre en Texas, la represión en Catalunya, el atentado nazi-yihadista en Marsella y un parlamento alemán plagado de nazis son las últimas expresiones de la tempestad asesina que atraviesa el mundo. En América Latina, desde Venezuela hasta Argentina, los gobiernos castigan a las poblaciones matando, persiguiendo y desapareciendo personas como a Santiago Maldonado. Mientras tanto, ofrecen el circo electoral decadente para sostener los cantos de sirena cada vez más inverosímiles de la “participación ciudadana”, como expresa la rancia campaña electoral en curso. Para todos ellos, los votos y sus arcas valen más que nuestras vidas. En este caldo de cultivo opresivo, la violencia patriarcal es causa y alimento de una normalidad cada vez más mortífera que tiene como principales víctimas a mujeres y niñas/os. Detrás de los crímenes y abusos cotidianos contra el género femenino hay cinco mil años de patriarcado. Un poder masculino negativo y violento que, desde hace 150 años, millones de mujeres comenzamos a poner en discusión, pero que todavía no está derrotado. Es más, frente al tenaz anhelo de libertad femenina que recorre el mundo, se vuelve aún más feroz por temor a la posibilidad de perder sus privilegios.
¿Pero qué idea de libertad?  
Un nuevo ENM nos encuentra juntas. Es necesario movilizarnos, luchar y reaccionar para defender la vida contra la violencia machista como comenzamos a hacerlo, pero esto no alcanza. También es urgente pensar. Reflexionar y diseñar juntas los contenidos de la libertad que estamos buscando todavía de manera intuitiva y emotiva. Prestemos atención, porque la jaula patriarcal está llena de trampas y ofrece caminos engañosos: que las mujeres –al igual que los hombres– tengamos también la posibilidad de dirigir el poder opresivo de los Estados, comandar ejércitos, explotar, reprimir. O bien, que busquemos una libertad en clave individualista –por ende burguesa y machista– de “hacer lo que yo quiera” prescindiendo o aplastando el bien de las/os demás. De esta idea negativa de la libertad se derivan concepciones más peligrosas: traficar por liberación femenina el poder de “vender” nuestro cuerpo al mejor postor. Para nosotras, la prostitución fue, es y será violencia contra las mujeres. O peor aún, se puede llegar a afirmar la libertad reaccionaria de poner en cuestión la propia existencia del género femenino, como sostienen las ideas queer. Negando a las mujeres se niega a la misma humanidad y sus mejores recursos, a la vez que se lavan las responsabilidades milenarias del género masculino en la opresión patriarcal. Que hoy, desde el interior del movimiento de mujeres una parte –aunque ínfima– ponga en cuestión estas verdades tan elementales ganadas de la mano de mujeres que nos antecedieron en la lucha representa un retroceso neto en el largo camino de la liberación femenina. ¿Es ésta la libertad que estamos buscando?
Defender la vida y la libertad de todos

Para nosotras se trata, en primer lugar, de la libertad de elección: elegir libremente quién se quiere ser, qué relaciones construir, qué ámbitos humanos conformar, qué aspiraciones de vida tener, la manera de concebir y vivir la sexualidad. Para esto, debemos rechazar la farsa electoral y liberarnos de toda tutela estatal, familiar o masculina eligiendo y aprendiendo a ser protagonistas directas de nuestras elecciones de vida. Por ejemplo, podemos elegir ser solidarias con otras mujeres ayudándonos recíprocamente a afirmar nuestra libertad y dignidad. Podremos gozar de una sexualidad más libre si elegimos pensar el placer, los sentimientos y pensamientos sobre sí y los otros de manera más íntegra y expansiva, lejos de las “obligaciones reproductivas” o de la subordinación de nuestra propia satisfacción al placer de los otros que tanto Estados, Iglesias y convenciones sociales quieren imponernos. También puede ser elegir la libertad de mejorarnos a nosotras mismas y, por ende, de construir relaciones leales y agregados humanos más benéficos, con otras mujeres y con los hombres más disponibles. Si elegimos enfrentar la complicidad que, lamentablemente, todavía existe con el patriarcado, las mujeres podemos ser guías de una vida mejor para todos, por esto nuestra libertad de elección sobre todos los aspectos de la vida es un valor fundamental por el cual comprometerse. Podemos elegir liberar nuestras mejores capacidades creativas de una vida alternativa para nosotras, para los niños, los ancianos, los hombres. Es decir, para toda la humanidad. Por todo esto, para transitar juntas este camino, construimos colectivos de mujeres. Ámbitos estables e independientes para el encuentro y el intercambio de ideas, la solidaridad directa y la autodefensa, la unión y la contrainformación, la reflexión y el crecimiento de la conciencia. Cada una puede hacer la diferencia con su protagonismo y comenzar a agregar a su alrededor a las amigas y conocidas más disponibles para comenzar a cambiar la vida propia y la de todas. ¡Unámonos para construirlos!


      

¡La libertad de las mujeres es la libertad de todos! ¡Defendámosla!
  ¡Son nuestras vidas, es nuestra decisión: aborto seguro, libre y gratuito!
  ¡Justicia por Mayra Benítez, por Mariela Fernández y por todas!
  ¡A la violencia solas la sufrimos, unidas podemos enfrentarla!
 ¡Seamos protagonistas! ¡Construyamos colectivos de mujeres independientes de toda tutela estatal!
  ¡Aparición con vida de Santiago Maldonado! ¡Fuera Bullrich! ¡La vida vale más que los votos! En estas elecciones ¡impugná con la foto de Santiago!


Círculo de 
Amigas 
Feministas