Manifiesto del Círculo de Amigas Feministas: Por un nuevo feminismo independiente. Solidaridad femenina para cambiar la vida

¿Quiénes somos?

Somos mujeres independientes y solidarias, unidas en una red de colectivos, para defender y cambiar la vida. Nos comprometemos para buscar y empezar a experimentar juntas un camino de libertad posible desde ahora, sin tutelas. Queremos hacerlo por nosotras, por nuestras hermanas y por las mujeres que en todo el mundo luchan por afirmar su dignidad, queremos hacerlo por la humanidad.

Partimos de las mejores capacidades y características del género femenino, desde siempre el primero en cuidar, recrear y proyectar la vida de todos los seres humanos. Contra este poder creativo y vital se levanta la opresión patriarcal, hecha de mitos y engaños, maltratos, ofensas y violaciones hasta llegar al femicidio, expresión brutal de la frustración masculina. Creemos que reconocer y liberar las capacidades femeninas para que sean conscientemente elegidas y orientadas, por fuera de las obligaciones y estereotipos patriarcales, puede ser un beneficio para las mujeres, los/as niños/as, las personas mayores, para los varones más disponibles a mejorarse. Es decir, potencialmente para toda la humanidad. Nos comprometemos por un nuevo feminismo de inspiración humanista, convencidas que la libertad de las mujeres es la libertad de todos.

Nos reconocemos como parte de la larga revolución femenina que comenzaron millones de mujeres hace más de 170 años y que puso en cuestión la milenaria dominación patriarcal. Somos activas protagonistas de la emersión caótica femenina en curso, apostando siempre a un camino de profundización y transformación positiva de las conciencias. No nos consideramos sólo víctimas de la opresión, sino protagonistas de nuestra liberación y del diseño de una vida diferente; rechazamos la violencia machista promoviendo la solidaridad incondicional entre mujeres en virtud de construir relaciones y grupos donde sea posible el conocimiento y el cuidado recíproco. Queremos ser libres de buscar una sexualidad más benéfica, en la cual el placer este más asociado al conocimiento y al respeto. Queremos ser libres de amar a las personas que nos hacen bien, sin imposiciones. Nos interrogamos sobre la posibilidad de concebir una idea sobre la maternidad más libre y solidaria. Luchamos por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Rechazamos el nacionalismo, siempre excluyente, y nos sentimos activamente hermanadas con las mujeres del mundo desafiando las fronteras y el racismo creciente. En definitiva, nos comprometemos para elegir libremente ser mujeres mejores, juntas.

Apostamos por el protagonismo directo y sin tutelas rechazando las injerencias estatales, eclesiásticas, familiares, académicas, partidarias o sindicales. Todos los Estados son patriarcales desde su origen, y las iglesias encarnan el odio milenario hacia las mujeres y niños/as. Si los Estados democráticos fueron y son más “permeables” a las exigencias femeninas es con el solo objetivo de cambiar lo justo y necesario – siempre bajo presión– para seguir dominando. Consideramos que ambas instituciones sostienen una histórica alianza patriarcal que no se romperá con ninguna mediación política, administrativa o legal, tal como evidencian los actuales Estados laicos.

Nos comprometemos en luchar contra todo tipo de violencia machista, discriminación, homofobia y moralismos. También contra los falsos feminismos que permiten que las ideas y los métodos patriarcales se infiltren entre las mismas mujeres que quieren luchar contra el patriarcado, cooptándolas nuevamente a sus filas. Por eso combatimos los intentos de negar o disolver al género femenino. Solo las mujeres unidas, liberando sus capacidades, podrán comenzar un camino de liberación de la violencia patriarcal. Defendemos la dignidad y la integridad femenina, por eso estamos contra el flagelo mundial de la prostitución, la trata de mujeres y niñas/os y contra quienes la promueven y defienden.

¿Dónde estamos?

Hoy, y desde hace unos años, vivimos en una época especial: asistimos a una emersión femenina mundial inédita y caótica, protagonizada por millones de mujeres en todo el planeta. Desde la India a EE.UU, desde España hasta Brasil, Irán y Polonia, Perú y México… la búsqueda de afirmación de la vida y de la libertad femenina –principal esperanza de rescate para toda la humanidad– se expresa de manera contundente y diversa, poniendo en jaque los privilegios patriarcales y sacudiendo los cimientos opresivos de relación entre los géneros. Pero el patriarcado, aunque en crisis, contrataca con más violencia y represión. Personajes como D. Trump y J. Bolsonaro o las crecientes derechas neofascistas en Europa atentan cotidianamente contra la vida y la libertad femenina –y la de todos–, dando aliento a todos los gobiernos a desencadenar y profundizar su histórica enemistad hacia las mujeres. América Latina no es una excepción a esta regla: tanto los gobiernos populistas como los liberales fueron y son activos promotores de la negación de nuestros derechos más elementales como el derecho al aborto; todos ellos, en su alternancia, fueron cómplices del crecimiento de las redes de trata en el continente; mientras que los femicidas siguen contando con la complicidad de jueces y de las fuerzas represivas.

En Argentina, a partir de 2015 con la primera movilización Ni Una Menos, la solidaridad contra la violencia machista y la búsqueda de libertad comenzaron a expresarse masivamente en las calles. La novedad no fue un cambio en las leyes ni en los políticos sino en la conciencia de muchísimas mujeres. El recorrido del movimiento de mujeres desde entonces es valioso pero también delicado y contradictorio. Las esperanzas de cambio profundas se ven muchas veces condicionadas por la decadencia social y cultural, por la falta de referencias benéficas claras y el relativismo moral imperante en las sociedades disgregadas en las cuales vivimos y nos comprometemos. Es por esto que el profundo anhelo de libertad que anima a tantas, si no es cultivado, reflexionado y proyectado de manera independiente y en común, fácilmente cae en los cantos de sirena de la delegación político- democrática y/o en las trampas que el patriarcado tiende, incluso al interior del movimiento de mujeres. Expresión palmaria de estos engaños son las ideas reaccionarias y antifemeninas que encarnan quienes defienden la prostitución y quienes niegan la existencia del género femenino, como la pseudo-teoría queer. Éstas son el nuevo rostro del patriarcado al interior del movimiento, los falsos amigos de la libertad de las mujeres a los que denunciamos y combatimos sin cuartel.

¿Qué proponemos?

Damos vida a un compromiso estable en un feminismo nuevo, que elige la independencia y la solidaridad entre mujeres como valores fundantes. La independencia es una garantía para nuestra libertad de pensamiento, de decisión y acción. Rechazamos la injerencia de la política que subordina la libertad femenina en pos de supuestos “intereses mayores”. Ser independientes es la mejor manera para estar siempre, incondicionalmente, del lado de las mujeres.  La solidaridad es el primer valor para defender la vida. Es una idea y una práctica que permite y alimenta el protagonismo directo de cada una, que nos une y nos fortalece para enfrentar la violencia patriarcal.

Para nosotras, la conciencia de las mujeres es fundamental para cambiar y mejorar la vida, desde ahora. Es a partir de un cambio en el modo de sentir(se) y pensar(se) que las mujeres podemos comenzar a dar vida a relaciones mejores –entre mujeres y con los hombres más disponibles– que le resten espacios y posibilidades a la violencia patriarcal, sus presiones y obligaciones. Relaciones basadas en la solidaridad, en sentirnos protagonistas, en el reconocimiento de la fuerza que puede nacer de nuestra transformación positiva en común.

Por eso, desde hace algunos años, construimos colectivos de mujeres, ámbitos independientes y estables, para pensar y actuar en común, para encontrarse e intercambiar sobre estas ideas y valores, para vivir y construir solidaridad directa y autodefensa, y así comenzar a infringir el aislamiento al que el patriarcado busca condenarnos. Colectivos como espacios de información y contrainformación, para expresarnos siendo escuchadas, para activarnos juntas, para empezar a cambiar sin delegar confiando en que el mejoramiento de la vida empieza por la transformación de las mujeres mismas. Un compromiso que promueve y apoya las mejores luchas, aquellas relativas a la libertad y la defensa de la vida, no como mero “poner el cuerpo” sino apostando al crecimiento y radicalización de sus protagonistas. Un compromiso que necesita de las otras, porque la libertad individual solo puede crecer y nutrirse con la libertad de otras mujeres.

Queremos ir al encuentro de las mujeres que tengan la exigencia de un compromiso estable y que sientan que enfrentar al machismo va de la mano de cambiar nosotras mismas y en común. Te proponemos conocernos y aprender juntas un camino de libertad y bien posible, practicable, creíble. Te proponemos ser protagonista de la expansión de los Colectivos del CAF. Podemos construirlos entre nuestras amigas, en los lugares de estudio y de trabajo, dándolos a conocer en cada lugar en donde pueda haber interés. Cualquier mujer que se sienta en sintonía con estas ideas y propuestas puede ser parte o incluso dar vida a un colectivo del CAF.

Al mismo tiempo, seguiremos comprometidas en impulsar de manera conjunta con otras organizaciones de mujeres la unidad de los feminismos auténticos, es decir, aquellos que reconozcan y defiendan que las protagonistas del feminismo son las mujeres. Una unidad basada en la defensa de la vida y de la libertad de las mujeres, de su dignidad, contra la pornografía y la cosificación, la prostitución –que es siempre violencia hacia las mujeres– y por la defensa de quienes la sufren. Una unidad en la pluralidad, en la cual sea posible expresarse libremente, sin censuras aprendiendo a escucharnos y conocernos.

El Círculo de amigas feministas es autofinanciado. Nuestra independencia está constituida por las contribuciones de sus propias protagonistas y todas aquellas mujeres que elijan libremente sostener materialmente este proyecto. Los colectivos del CAF contarán con una Coordinación de los colectivos conformada por las compañeras que sean elegidas responsables de los mismos. Dicha Coordinación se reunirá periódicamente y tendrá la responsabilidad de garantizar una buena circulación de la información entre todas; del cuidado y seguimiento de las finanzas; de discutir sobre las orientaciones y actividades principales del CAF, así como apoyar y acompañar las diversas iniciativas específicas que surjan de cada uno de los grupos.