Ataques a la libertad femenina


El pasado mes de noviembre, en la localidad de Esquina (Corrientes), Ana Clara tuvo una urgencia obstétrica en su domicilio que finalizó con un aborto espontáneo. Tras conocerse el hecho, fue injustamente acusada por homicidio y estuvo presa durante ocho meses. Hace pocos días fue absuelta gracias al apoyo y acompañamiento de organizaciones de mujeres y de derechos humanos que impulsaron una campaña para su liberación.

Si bien en el año 2020 millones de mujeres conquistamos el derecho al aborto, la ley está lejos de tener cumplimiento efectivo. La objeción de conciencia y por ideario institucional exime a los centros de salud privados de garantizar la práctica y solo estarían obligados a “derivar” a la mujer a otra institución. Así las cosas, en todo el país solo 1327 servicios de salud realizan abortos, para las más de 64.000 mujeres que lo practicaron (Proyecto Mirar/2021). Esto genera que, en zonas enteras y sobre todo del interior, las mujeres tengan que trasladarse muchos kilómetros para poder realizarlo. Como si esto fuera poco, el personal médico que sí garantiza la práctica de este derecho es perseguido, como Miranda Ruiz en Tartagal, hostigada por ser la única médica no objetora del norte salteño. Frente a esta situación, ¿qué dice la adormilada ministra Gómez Alcorta? Nada, visto que aceptó someterse a la autoridad de un misógino como Manzur. Es que los Estados, todos patriarcales, siempre fueron y serán hostiles a la libertad femenina. Basta recordar el ataque frontal que están sufriendo las mujeres en Estados Unidos. No podemos confiar en las instituciones ni en los políticos de turno nuestras esperanzas de una vida mejor y más libre, porque siempre intentarán encontrar la manera de negar, obturar o incluso cooptar nuestro posible protagonismo.

La libertad de las mujeres depende de las mujeres mismas. Para defenderla, cultivarla y expandirla necesita un compromiso estable, de la creación de ámbitos independientes de todas las tutelas donde el conocimiento, la confianza y la solidaridad sean valores que empecemos a pensar, imaginar, experimentar como principios y pilares de una libertad diferente, más plena a la medida de las mujeres. Te invitamos a participar de los colectivos de mujeres para comenzar un camino en defensa de la vida y de la libertad de las mujeres, que es la libertad de todos.

Silvina Maure


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